En la medida de lo posible, debemos mantener un clima agradable en casa, sin peleas ni discusiones, pero esto es prácticamente imposible que sea así durante todo el tiempo. Lo malo no es que nuestros hijos e hijas nos vean discutir si no que nos vean faltarnos al respeto, gritarnos, decirnos cosas feas… En una familia es normal no estar de acuerdo por cosas, y eso es bueno hablarlo e incluso discutirlo, pero como para todo, debemos aprender a hacerlo, tenemos que aprender a discutir, a intercambiar opiniones sin insultos, chillos, portazos, malas caras… Así les estamos demostrando a nuestros hijos e hijas que en casa podemos hablar de todo, que todos y todas podemos expresarnos por igual y dar nuestra opinión, pero siempre desde el respeto y la educación, y para que aprendan eso, lo mejor es predicar con el ejemplo.