Cada niño o niña empieza a comprender lo que es la muerte según su propio desarrollo cognitivo, no todos/as maduran al mismo tiempo. Pero orientativamente, se podría decir que el concepto de muerte varía según las edades; por ejemplo, en la primera infancia, que sería hasta los tres años, los niños y niñas solo sienten la ausencia, no entienden la permanencia de esa ausencia. De los 4 a los 6 años, ya empezarían a darse cuenta de que morirse forma parde de la vida, pero tienden a pensar que es reversible. De los 7 a los 10 años los niños y niñas ya se preocupan por la muerte de sus seres queridos y ya en la preadolescencia y adolescencia, empiezan a entender la muerte de manera más abstracta, cuestionándose el significado de la vida y la muerte y buscando respuestas más profundas.