Es hora de irse a dormir, pero niña/a empieza a llorar porque quiere que leas un cuento. En la mesa, rechaza la comida, se niega a abrir la boca y la tira por todas partes. En medio de la noche, te llama y llora sin ningún motivo aparente. ¿Cuál es el momento en el que hay que decir que "no" al niño o niña?
Poco a poco, debe darse cuenta de que es una persona distinta a los progenitores. Poner límites al pequeño/a no es un comportamiento cruel o irresponsable, sino que forma parte del crecimiento y desarrollo de los infantes. Poco a poco, el pequeño/a debe ganar confianza y autonomía.
Ten en cuenta, además, que, cuando son muy pequeños, es muy difícil razonar con ellos, de manera que nuestra actitud, nuestro tono y nuestra firmeza orientarán al pequeño.
Por qué poner límites al niño/a es necesario
A menudo, prohibir cualquier cosa al niño/a genera sentimientos de culpabilidad en los padres y madres. Pero, además de amor y cariño, el niño/a también necesita que sus progenitores le marquen unos límites y unas normas. Su desarrollo y su educación dependen de ello.
¿Nos hemos encontrado alguna vez en un sitio completamente desierto: sin carreteras y sin árboles o colinas lejanas que nos sirvan como puntos de referencia? Si alguna vez hemos experimentado algo así, nos habremos sentido literalmente "desorientados", es decir, sin un horizonte que pudiera limitarnos.
Cuando a los niños y a las niñas se les niega algo,se les impone un límite, pero se sienten seguros, porque saben que hay alguien que se interesa por ellos y ellas.
Se trata de crear en su interior una referencia, una voz que diga: "Esto se puede hacer; esto, en cambio, no". El niño/a tiene que aprender que algunas cosas no se pueden hacer, no porque lo digamos nosotros, sino porque hacen daño a los demás, disgustan a la madre y al padre, y resultan dañinas incluso para sí mismo. Se dice que el niño que sabe aceptar las negativas tendrá menos problemas en la edad de la "rebeldía", es decir, entre los 12 y los 16 años.
Sin embargo, para un niño o niña, incluso aunque sea pequeño, un "no" representa siempre una frustración, aunque sea "inevitable". Por esta razón, los límites deben ser impuestos gradualmente. De este modo, el pequeño puede ir habituándose a la desilusión más grande de la infancia: el descubrimiento de que no es el centro del mundo.
La constancia, la firmeza, el trabajo en equipo entre papá y mamá y la coherencia serán las mejores armas para los padres llegado el momento de empezar a poner límites y reglas al pequeño/a.
Cómo ser más efectivos
" Es importante inculcar cada día en el niño/a el gusto de la conquista, no disminuyendo sus deseos, sino razonando con él o ella por qué es mejor renunciar o posponer algo. Nuestro rechazo puede representarle una ocasión para aprender a distinguir lo necesario de lo superfluo.
Si se lo concedemos todo, corremos el riesgo de anular sus intentos para conseguir un objetivo y superar los obstáculos que inevitablemente, encontrará en su vida". Pero ¿cómo hacerlo?
¿Se pueden poner límites a los bebés?
¿Le gustan los peligros? El niño/a aprende a hablar , a moverse y a conocer. Pero, precisamente por sus entusiastas exploraciones, corre algunos riesgos.
Le encantan los enchufes, las ventanas, los adornos, los cuchillos, los fármacos y los detergentes. He aquí por qué un "no" decidido es indispensable y, una vez puesto un límite, es necesario hacerlo respetar.
Sin embargo,si ponemos muchos límites al pequeño , esto puede acabar por confundirle. Además, mamá y papá deben ser coherentes y trabajar en equipo. Es importante que las prohibiciones sean a "dos voces": que uno diga que "sí" y el otro que "no" crea inseguridad en el pequeño.
Decir "no" al bebé de un año
Los papás no deben tener miedo a establecer unas normas y unos límites al niño. No deben sentirse culpables, ni pensar que el pequeño se traumatizará o lo interpretará como falta de cariño.
Eso sí, los límites deben adaptarse a la edad y la capacidad de razonamiento del pequeño, así como ser coherentes, con sentido común, y planteados con determinación, pero no con autoritarismo. Actitud constructiva y enfocada a una educación consciente, basada en el amor y el respeto. ¿Cómo? Sin gritos ni castigos, por supuesto; pero con un firme propósito.