Greenhaus y Beutell (1985) establecieron el marco conceptual con el que trabaja la mayoría de los investigadores de esta área. Para ellos, el conflicto trabajo-familia es una fricción que se produce entre las presiones ejercidas por el trabajo y por la familia, llegando a ser, en algunos aspectos, incompatibles. Así, señalaron que cuanto más tiempo y energía se dedica a un rol, menos dedicación se dirige al otro. De tal forma que esta relación genérica entre el trabajo y la familia pasa a ser un conflicto que se convierte en fuente de estrés para las personas. Por ejemplo, en un estudio descriptivo realizado en España, se ha demostrado que el 40% de las personas que trabajan sufren conflicto como progenitores en sus matrimonios y como trabajadores (Chinchilla, Gallo, León y Poelmans, 2003), lo que les lleva a experimentar estrés.

La bibliografía especializada ha señalado diferentes tipos de conflicto. Así, no se dan los mismos problemas si el conflicto surge en el trabajo influyendo en la familia (conflicto trabajo-familia, CTF) o, por el contrario, si es la familia la que está influyendo en el trabajo (conflicto familia-trabajo, CTF).

El conflicto trabajo-familia puede verse generado por una serie de presiones en el trabajo, tales como las características del horario laboral, los estresores de rol, el estatus dentro de la organización o las características de la tarea. Si las fuentes del conflicto surgen en la familia (conflicto familia trabajo), se ha encontrado que los estresores pueden ser los asociados a la evolución natural del ciclo familiar, como el nacimiento de un hijo, las tareas domésticas o la muerte de algún miembro de la familia. Existe un tercer tipo de conflicto bidireccional, el conflicto interrol, que surge en la familia y el trabajo y que afecta tanto a la familia como al trabajo.

Por otra parte, la literatura sobre el conflicto ha destacado su relación con la salud, señalando los efectos negativos que produce el conflicto trabajo-familia en ella La mayoría de las investigaciones coinciden en señalar el conflicto como fuente de estrés. Existen otros trabajos que muestran cómo el conflicto se relaciona negativamente con el bienestar psicológico y, en concreto, influye en la salud mental.

También se ha considerado el conflicto como fuente de insatisfacción laboral y de insatisfacción con la vida, la depresión o el burnout. En este sentido, el objetivo de nuestro trabajo perseguía investigar el papel de las atribuciones (análisis de las causas de la conducta) en la relación entre el conflicto y la salud.

Heider (1958) consideró las atribuciones como un proceso básico en el funcionamiento de las personas, ya que éstas actúan como «científicos ingenuos», tratando de explicar los acontecimientos a través de sus causas y efectos, con el fin de comprender, predecir y controlar la conducta y proteger así la autoestima y la autopresentación. Es decir, en definitiva, tratábamos de estudiar cómo las explicaciones que nos hacemos sobre el conflicto trabajo-familia influyen en la salud de las personas.

En términos generales, los resultados muestran que, cuando el conflicto proviene de la familia, por ejemplo cuando existe un problema con un hijo (CFT) que afecta a nuestra salud, una buena estrategia para sentirse mejor psicológicamente consiste en intentar no "externalizar " las dificultades asumiendo la responsabilidad de nuestra situación de salud. Sin embargo, cuando el estrés tiene como origen el conflicto en el trabajo (CTF), por ejemplo, con un problema con el feje, las atribuciones juegan un papel a la inversa, ya que parece que mejora la salud no asumir ciertas responsabilidades, con respecto a dicha salud.

Si el origen del conflicto es interrol, las atribuciones al estado de salud siguen la misma línea que cuando el conflicto proviene de la familia, la percepción de salud parece mejorar si se asumen responsabilidades sobre la salud. Así, parece que cuando en el conflicto se ve implicada la familia (CFT o Conflicto interrol), la percepción de malestar disminuye, asumiendo nuestra responsabilidad por ella; sin embargo, parece que cuando está en juego aspectos de la vida laboral, a la muestra estudiada le resulta más rentable buscar las explicaciones de su salud en aspectos fuera de su responsabilidad. En este sentido, las atribuciones internas se relacionarían con un deseo por parte de los observadores de hacer cualquier atribución que pueda reducir la amenaza que representa una situación. En resumen, podríamos decir que las atribuciones tienen una función distinta, dependiendo de los tipos de conflicto.

En nuestra opinión, este trabajo tiene grandes implicaciones prácticas en dos direcciones. Desde la perspectiva de la Psicología Organizacional, destacando la necesidad de generar programas de conciliación trabajo-familia en las empresas para mejorar la salud de sus trabajadores/as. Así mismo, desde el punto de vista de la Psicología Clínica, tiene sentido indagar y trabajar en las terapias sobre las atribuciones realizadas cuando existe un conflicto entre el rol laboral y el rol familiar.

Fuente:infocop