El monóxido de carbono es un gas inodoro e invisible que se produce de forma natural durante una combustión incompleta o con poco aporte de oxígeno. Su peligro radica en que la persona no advierte que lo está inhalando y entra en estado de somnolencia hasta quedarse dormida.

Cuando el monóxido de carbono (CO) está presente en el aire que respiramos, se fija a los glóbulos rojos impidiendo que llegue el oxígeno a la sangre. Esto ocurre porque su afinidad con la hemoglobina es mucho mayor que la del oxígeno.

Recomendaciones:

  • En los distintos ambientes de la casa donde funcione un aparato a gas (incluyendo estufas infrarrojas y catalíticas) debe existir buena ventilación, debido a que la llama consume oxígeno, pudiendo provocar asfixia.
  • Tener en cuenta que toda reparación que se deba realizar en los artefactos y/o la instalación interna de gas, deben ser hechas por un mantenedor autorizado.
  • Asegurarse que el conducto de evacuación al exterior de gases de combustión de sus artefactos, no esté obstruido con nidos, abollado o desconectado.
  • Controle que la llama de sus artefactos sea de color azul. Una llama amarilla es indicio de que está produciendo monóxido de carbono. En ese caso, apague el aparato y haga revisar el quemador por personal autorizado.
  • Si percibe olor a gas, no accione llaves de luz ni aparatos eléctricos, ni encienda fuego. Cierre las llaves de paso de gas y ventile el ambiente abriendo puertas y ventanas.
  • No se acueste a dormir o a descansar con aparatos de llama abierta encendidos (aún con el piloto del calefón). Es peligroso y sin ventilación permanente, puede ser mortal.