La división sexual del trabajo responde a un proceso meidnate el que se han atribuidos habilidades y responsabilidad a una persona con base en sus características biológicas asociadas a uno u otro sexo.
Situar los cuidados en el centro de la vida constituye un eje prioritario en las propuestas de la economía feminista. Es esencial repensar nuestros objetivos de crecimiento y plantear un reparto equilibrado de los tiempos de cuidado, trabajo y ocio entre mujeres y hombres.
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